EL JARDIN (ROMANTICO)
Estética y diseño
Donde se entroncan los dos grandes paseos del Parque,
el de los álamos y el de los tilos se
encuentra, casi escondido detrás de una original balaustrada, sumergida en un
bosque de celtis, uno de los rincones más íntimos y acogedor de la Ciudadela:
la glorieta de Carles Aribau, iniciador el siglo pasado, del resurgir de la
literatura catalana. El arco hiperbólico, que más adelante sería una constante
en la obra de Gaudí, aparece aquí repetido siempre nuevo, a lo largo de toda la
baranda: la piedra del pedestal y el gris de la corteza de los celtis, crean a
la vez un ambiente de quietud y alegría. He aquí un rincón romántico
típicamente de 1.800, con la tranquilidad de que lleve dentro de sí la quietud
y la alegría que el diseño respira.
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Phytolacca dioica |
De entrada hacia fuera irradia el Jardín Romántico, exuberante de
vegetación, que llega hasta la cascada y al fondo de las quietas aguas del lago. Caminos que
serpentean entre parterres, plantas irregularmente distribuidos, de aspecto, de
dimensiones y de crecimiento desiguales... lugares apartados, para personas
amantes del silencio y de la quietud... "Jardín, este de diseño desigual
al del paseo de los Tilos-rectilíneo y geométrico o al dibujar la plaza de las
Armas. Estilo divergente entre sí, opuesto casi pero integrados en un único
conjunto-el Parque de la Ciudadela- a la búsqueda de una sola finalidad, común
a todas las civilizaciones en la larga historia del arte de los jardines: el
paraíso perdido.
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Monumento a los Barceloneses muertos en los campos de exterminio nazi de André Fanteus |
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Glorieta de Carles Arbau |
La vegetación.
Perennifolios y caducifolios.
".... Variedad de árboles, arbustos y plantas, combinados
de modo que sus distintas dimensiones, su aspecto variado y hasta su desigual
crecimiento presenten nuevos cuadros a cada instante..." Cuatro grandes
grupos de árboles dan vida a este pensamiento- plasmado por Josep Fontsere en
la memoria del proyecto del Parque- al tiempo que imprime carácter al jardín
romántico: tres de estos grupos- los árboles perennifolios, las coníferas y las
palmeras, de formas bien caracterizadas y desemejanza entre sí- mantienen las
hojas verdes todo el año. El jardín, por lo tanto poco cambiante de fisonomía,
vacío pero palpita no obstante intensamente durante las cuatro estaciones del
año. Nada más la aparición anual de nuevas hojas y la sucesión ininterrumpida
de flores y frutos de unos y otros llega a tener- a alterar ligeramente- la
gama del verde de las cabeceras. Siempre, con matices suaves, nunca extremados.
Verano e invierno, entonces, tejos, cedros, y pinos blancos- del grupo de las
coníferas-, las palmeras y los laureles, cocculos o truhanas- de entre los
perennifolios-, visten el jardín romántico de tonalidades dominantemente
oscuras, a veces brillantes o apagadas, siempre persistentes. Plantas, por su
estructura, adaptadas a los fríos suaves del invierno mediterráneo y,
simultáneamente, capaces de resistir intensos periodos de sequía estival.
Un cuarto grupo de plantas dispersas, los caducifolios,
desgarran el conjunto arbóreo dominante, oscuro y heterogéneo, en capas
fuertemente contrastadas: calvas deshojadas en el invierno, de aspecto tierno y
fresco en la primavera, con hojas dilatadas y amplias durante el verano que,
acercándose los primeros fríos acaban por desprenderse absolutamente. Arboles
que, reduciendo el ritmo vital y enquistándose dentro de la madera y los nudos,
llegan a resistir fríos intensísimos. Irregularmente repartidas por todo el
jardín ingles, en algunos lugares en cambio- como sucede en los entornos de la
glorieta- se dan la mano y se enlazan entre sí: la bella acacia de tres
pinchos- ejemplar único en el Parque- almez que envuelve el monumento a Aribau
y con las robinias, olmos, tilos y maclures de los parterres vecinos.
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Instauración de la fiesta del Árbol |
Cuatro grupos de plantas- las que pierden la hoja, las
Palmeras, las resinosas y las siempre verdes-, representantes de tres tipos de
paisajes- mediterráneo, de zonas más calientes y centro europeas, de inviernos
largos y fríos- fusionados por un mismo suelo: el jardín romántico, paisajes
ricos en perspectivas, pero más ricos aún en formas y adaptaciones vegetales,
cambiantes todo el año. Nada más el número de especies, acapara por si solo un
paseo entero.
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