domingo, 31 de octubre de 2021

Palacio de Pedralbes 5

 

La vegetación. Buganvillas

A- LA ENTRADA A LOS JARDINES

Al llegar el naturalista Ph. Commerson a Rio de Janeiro en 1766, el viaje de circunnavegación a bordo de la fragata capitaneada por L. A. de Bougainville, descubrió en un jardín de la ciudad la insólita y cautivadora imagen de una planta trepadora enteramente revestida de flores entre violáceas y granates, vivas y brillantes a la luz del sol. Más tarde, al estudiarla, le daría el nombre- Bougainvillea- del comandante de la expedición. Los tonos vistosos y luminosos que observó no dimanaban de las flores- tubulares, amarillentas, insignificantes, agrupadas de tres en tres- si no de las pequeñas hojas que exteriormente las envuelven.  Acabado el período de máximo esplendor- florece en pleno verano- e iniciada la decadencia de estas brácteas, los matices marrones, más claros a medida que se acerca la caída, se adueñan entonces de la planta. Durante el mes de julio, la imagen de los dos pabellones de acceso, enmoquetados con los largos y en revesados tallos vegetales- los de la buganvilla descubierta por Commerson-, escrupulosamente recortados siguiendo la línea de cornisa y las aberturas, redondas y porticadas, de las ventanas, es inseparable del carácter magno de la entrada al jardín.



La escena se repite, idéntica, en los dos extremos de la larga fachada que se asoma a la Diagonal, bajo los templetes de las caballerizas.

 

  El hecho se explica fácilmente, pues el buen desarrollo y floración de las buganvillas- como claramente da a entender su procedencia tropical- depende de una óptima orientación: exposición al sol y protección de los vientos del norte. Obsérvese que en los tramos del largo muro exterior, las buganvillas son substituidas por especies menos ávidas de luz, principalmente por la hiedra, liana indígena, adaptada a las áreas menos soleadas. Pero, a diferencia de los tallos de hiedra que en contacto con las paredes o con los troncos de los árboles generan espontáneamente nuevas raíces de sujeción, los largos sarmientos de las buganvillas carecen de órganos de apuntalamiento, por lo cual necesitan imprescindiblemente la ayuda de soportes mecánicos: listones, alambres, cuerdas... como puede comprobarse con facilidad. En verano, la floración simultánea de buganvillas y adelfas- arbustos alineados entre las estatuas, alternados con fotinias- transforma la monótona línea que cerca en una viva cascada de flores.


LA TAMARITA 1

                               LA TAMARITA Antiguo jardín particular, creado en las primeras décadas del siglo, muestra la Huella del Arqu...