A- LA ENTRADA A LOS JARDINES
Al llegar el naturalista Ph. Commerson a Rio de
Janeiro en 1766, el viaje de circunnavegación a bordo de la fragata capitaneada
por L. A. de Bougainville, descubrió en un jardín de la ciudad la insólita y
cautivadora imagen de una planta trepadora enteramente revestida de flores
entre violáceas y granates, vivas y brillantes a la luz del sol. Más tarde, al
estudiarla, le daría el nombre-
Bougainvillea- del comandante de la expedición. Los tonos vistosos y
luminosos que observó no dimanaban de las flores- tubulares, amarillentas,
insignificantes, agrupadas de tres en tres- si no de las pequeñas hojas que
exteriormente las envuelven. Acabado el
período de máximo esplendor- florece en pleno verano- e iniciada la decadencia
de estas brácteas, los matices marrones, más claros a medida que se acerca la
caída, se adueñan entonces de la planta. Durante el mes de julio, la imagen de
los dos pabellones de acceso, enmoquetados con los largos y en revesados tallos
vegetales- los de la buganvilla descubierta por Commerson-, escrupulosamente recortados siguiendo la línea de
cornisa y las aberturas, redondas y porticadas, de las ventanas, es inseparable
del carácter magno de la entrada al jardín.
La escena
se repite, idéntica, en los dos extremos de la larga fachada que se asoma a la
Diagonal, bajo los templetes de las caballerizas.
El hecho se explica fácilmente, pues el buen
desarrollo y floración de las buganvillas- como claramente da a entender su
procedencia tropical- depende de una óptima orientación: exposición al sol y
protección de los vientos del norte. Obsérvese que en los tramos del largo muro
exterior, las buganvillas son substituidas por especies menos ávidas de luz,
principalmente por la hiedra, liana indígena, adaptada a las áreas menos
soleadas. Pero, a diferencia de los tallos de hiedra que en contacto con las
paredes o con los troncos de los árboles generan espontáneamente nuevas raíces
de sujeción, los largos sarmientos de las buganvillas carecen de órganos de
apuntalamiento, por lo cual necesitan imprescindiblemente la ayuda de soportes
mecánicos: listones, alambres, cuerdas... como puede comprobarse con facilidad.
En verano, la floración simultánea de buganvillas y adelfas- arbustos alineados
entre las estatuas, alternados con fotinias- transforma la monótona línea que
cerca en una viva cascada de flores.
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