lunes, 7 de marzo de 2022

PALACIO DE PEDRALBES 9

 C- LA ALBERCA

La vegetación. Pinos, hiedra, y bambú

La alberca

En 1865, nueve años después de su introducción en Europa como planta ornamental, florecían en Barcelona los primeros ejemplares de Eucaliptos. Muy pronto, antes de conquistar el mundo de la medicina natural y de convertirse en hijos predilectos de la repoblación forestal, emergieron con prodigiosa velocidad de  exóticos o naturalizados.

 

  Mientras la productividad media de explotación de madera en Cataluña es de 0,65 m3 por hectárea y año, los eucaliptos, que sólo detienen su crecimiento en épocas frías, alcanzan cifras entre los 10 y 12 m3 /ha/año. Algunos pies han llegado a los 40 metros de altura en sólo 25 años de vida. Todos sabemos que, junto con las secoyas, figuran entre los gigantes del mundo vegetal. Perímetros de tronco extraordinarios y alturas próximas a los 100 m. son habituales en estos árboles adultos. Pero, mientras las secoyas cuentan actualmente sólo con dos especies- las secoya y la secoya gigante, localizadas en áreas relictuales del estado de California - los eucaliptos, naturalmente distribuidos por Oceanía, Australia sobre todo y la isla de Tasmania, sobre pasan las quinientas.  Desde el más humilde arbusto adaptado a zonas desérticas hasta las formas montañosas más resistentes a los fríos y a las heladas, pasando por las comunidades intrínsecamente tropicales,  hay una gama riquísima de formas, siempre emparentadas claro está, por los rasgos propios del género: la flor de cualquier tipo de eucalipto, en efecto, tiene forma de campana invertida, mayor o menor según las especies, cubierta de un casquete redondo, el kalypto griego puede traducirse por << cubro>>. (Con el prefijo eu = <<bien>>, la palabra eucalipto significa pues << bien cubierto>>.) Pero en el momento de la floración- en pleno invierno: enero, febrero- , un haz de estambres elegantemente coloreados- del blanco al encarnado- empujan masivamente el sombrerillo hasta desoldarlo y obligarlo a desprenderse del árbol. Las hojas- órganos productores de los aceites utilizados en medicina- son duras y alargadas en forma de hoz, colgantes, sujetas a las ramas por un peciolo corto y firme, con cierta movilidad rotativa, que orienta las aristas al sol. De esta forma, se evita el calor excesivo, reduciendo la evaporación y, consecuentemente, las pérdidas de agua.

 

Zona de cañas


Cerca de la gran alberca, ejemplares de pinos  preside un conjunto vegetal armónico,  prueba viva de las insospechadas posibilidades estéticas que dimanan del arte de combinar las plantas en consonancia con sus estructuras y necesidades biológicas: alrededor de su corteza rugosa, y a la  sombra de la copa, un bosquecillo de cañas de bambú, verde amarillentas, claramente contrastadas con el tapiz oscuro y apagado de la hiedra, liana enamorada de la sombra intensa.  Súbitamente, en su interior, una fuente original- gaudiniana como el umbráculo- anterior a la construcción del jardín.  Sobre un basamento, inusual, de guijarros seccionados por la mitad, un dragón de hierro forjado- entre otros, Gaudí diseñaría además el de la antigua puerta de entrada a la finca o el de la escalinata del Parc Güell- sobre un banco de granito y arenisca, vertiendo su chorro de agua en la pila contigua, apartada del conjunto, con el escudo grabado de Cataluña.


 



LA TAMARITA 1

                               LA TAMARITA Antiguo jardín particular, creado en las primeras décadas del siglo, muestra la Huella del Arqu...