lunes, 3 de marzo de 2014

LABERINTO DE HORTA BARCELONA (5)



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El Laberinto,  un jardín de valía estética e histórica como pocos.
Deberemos ir lejos salir de la ciudad fuera de Cataluña para poder contemplar el refinado estético de parterres geométricos, cortados al estilo del jardín De los bojes,
a la derecha del palacio.  Parterres hechos con boj - a menudo con tejos constantemente limpios y perfilados en dibujos bordados, tan característicos de los jardines de buena parte del siglo XVII y XVIII con detalles vegetales, fantasiosos, al pie de la larga y monumental fachada de El Escorial o el Parterre de la Fama, de desbordada imaginación, en los jardines de la Granja de Segovia, que son tal vez el ejemplo más exitoso.  Creaciones vivas de exquisita fisonomía, inexistentes en los espacios públicos de Barcelona, todos ellos de diseño más tardío: recordamos  efectivamente, que el primer  parque urbano, fue el de la Ciudadela, aparece con el derrumbamiento de las murallas a mediados del siglo XIX.
 Pero más insólito y sorprendente que este parterre afiligranado resulta aún la presencia - reminiscencia excepcional - viva y enigmática del Laberinto propiamente dicha, reciente impregnada de misterio, de caminos estrechos y monótonos bifurcándose, la mayoría de los cuales no lleva a ninguna parte. Conjuntamente con el del Alcázar de Sevilla, posiblemente el primer hecho en la península, y el de la Granja, hoy deteriorado en extremo, forman la trilogía que nos ha dejado la fecunda y cosmopolita historia del arte de los jardines a lo largo del siglo de existencia.   
 Si a estas dos creaciones, singulares como pocas el Laberinto y el jardín de los buxus, le añadimos aun la riqueza arquitectónica de templetes escalinatas y terrazas la variedad de esculturas alegorías, ornamentales diversas y relieves de resonancia mitológica no hay duda que estaremos ante un jardín de una gran estética he historia como pocos.,,                                                                                                                                                                                                                                                              
LA VEGETACION.
Dos especies arbóreas, el boj o el tejo- con dos crecimientos lentísimos, propio de los robledos y de porte reducido la primera y de distribución más esparcida pero de gran desarrollo la segunda-,  han estado empleadas secularmente como plantas ornamentales de base en jardines de climas diferentes i estilos antagónicos.  Una y otra admiten, sin perjuicio para la propia subsistencia, la poda y el corte continuado de hojas y ramas. Parterres de boj o de tejos, de complicada geometría; figuras de compleja imaginación o simples divisiones vegetales llenan el claustro más antiguo y dan carácter a renombrados jardines y parques públicos históricos de todo Europa.
 El aroma penetrante del boj invade al visitante hasta tal punto, circundante al palacio, se aboca a reja de acceso al pequeño jardín lateral. Un tapiz simétrico de encajes y bordados vegetales, entorno de dos pequeños manantiales circulares alineados a lo largo del eje central, recubre  encantadoramente y al mismo tiempo con extrema sencillez el reducido espacio rectangular.
 Casa y jardín se funden en una sola unidad gracias al verde fosco de las camelias apoyadas a la pared del palacio y a la escalinata del fondo. Composición esta doblemente simétrica, con balaustradas y bustos de regusto clásico, que juntamente con la terraza superior, generan una inimitable sala de estar, debajo, recogida e íntima pero integrada al mismo tiempo, como una pieza más, en las guirnaldas exteriores.
 Unos cuantos eslóganes a la izquierda sugieren un nuevo dominio, abierto, luminoso- de trazado más moderno- con parterres irregulares y caminos sinuosos, que exhalan toda el ala de un autentico jardín inglés.  

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