viernes, 4 de mayo de 2018

PARQUE GUELL 9

 
 
Paseo de las palmeras a la derecha
Aún hoy los encontramos tanto en patios, claustros y jardines particulares, como en balcones, patios y terrazas. En los parques públicos de la ciudad, en cambio, son excepciones- pronto desaparecerán del Parque Güell- más por los frecuentes accidentes a que están sometidos que por el valor ornamental intrínseco. Nada más en los jardines del Palau de Pedralbes, alrededor del agua quieta del estanque, mantienen viva la tradición.

Por la ladera arriba, entre filas de escaleras, rectilíneas y subidas hasta poco antes de la línea de la cima, el terreno rocoso y erosionado  ha mantenido alguna parte de las viejas plantaciones de árboles; la pendiente ha hecho imposible la persistencia de la cobertura herbácea y arbustiva del suelo, aspecto este que habrá que solventar con celeridad. La pobre fisonomía del manto arbóreo existente- abandonado durante años a los avatares de la climatología- es en parte el resultado de una tierra pobre y pedregosa pero también la prueba de la capacidad de adaptación y resistencia a los factores biológicos naturales. Son los árboles que Gaudí evocaba de su infancia. Hoy, algarrobos y oliveras- no ya en el recuerdo sino reales, sobre el terreno- lo dominan todo. Pinos blancos, almez, y truhanas acompañan mayoritariamente el conjunto. Los encinales de tierra baja, n2o han abandonado su habita natural y aún  frecuentan todo el espacio. Ya en la cima del Parque, la vegetación, dejada de la mano del hombre y poco complementada vuelve a ser la réplica de aquellas malezas y matorrales, resecas y luminosas, que el arquitecto tanto estimaba.

LA


SUBIDA AL CALVARIO 
Colina de las "Menes"

Estética y diseño 

A la izquierda de la gran plaza, una original puerta de hierro cerraba el espacio que fue el jardín privado de Güell durante los últimos años de su vida entorno de la antigua casa de can Muntaner de Dalt. La luz incidente bajo el porche es doblemente reflectiva al recorrido de tierra y piedras del muro - en una sencilla pero exuberante modulación de tonos arenosos. Muro y columnas -inclinadas en diferentes ángulos se sostienen con naturalidad sujetando las tierras.

Las columnas del primer tramo, amb arbotants todos diferentes, aplacados con piedra menuda, se transforman después del segundo tramo, con el embate del terreno obliga a duplicar el cobertizo, en helicoidales que se abren y se aplanan hacia arriba  en singulares capiteles. Las columnas y los capiteles; los muros y las piedras; la luz reflejada y el color de la tierra moteada por las sombra de los pinos configuran, una inaudita graduación de matices dorados, una de las más bellas creaciones de la jardinería catalana. A partir de aquí, la pendiente se engarza hoscamente, hasta la colina del Calvario: donde se había de construir la capilla y una cruz monumental se alza hoy las tres cruces del Calvario, sobre un montículo de piedra en seco como las más arcaicas construcciones rurales del país. A los pies, desde el mar a la cima de Collserola, la perspectiva grandiosa de la ciudad.

Colina de las “Menes”   (Colina del Calvario)
La vegetación                       

Flora exótica y silvestre del Parque

Los árboles cosmopolitas como los plátanos de sombra, que con más o menos vigor pero siempre con gran fuerza vegetan en toda la ciudad, tanto en plazas y calles como en jardines y parques públicos, faltan absolutamente en el Parque Güell. En 15 Ha. de terreno, nada más al patio que hoy es escuela pública- aislada desde muchos años del ámbito público- es posible observar unos cuantos ejemplares de esta especie casi universal. Entre 1900 y 1914- los años de actuación urbanística del Parque- pocas plantas, arbóreas o arbustivas, otras más conocidas y representativas de la flora mediterránea fueron introducidas definitiva mente en el Parque. Sobresalen, por la peculiar fisonomía y por el carácter que imprimen al paisaje la larga hilera de palmeras de la avenida principal y un grupo de magnolias en un recodo del mismo paseo. Más puntualmente, destacan los ejemplares arbóreos- pittosporum y evonymum del Japón- agrupados en replano de la escalinata monumental. Otras especies exóticas, menos suntuosas, como las típicas anuales y vivaces del jardín- geranios, etc...- aplicadas a las grietas de los muros, viaductos y escaleras y las adornaban las torretas y el entorno de la gran plaza han desaparecido con los años, faltas de atenciones continuadas.
 
Zona de bosque
 Los criterios personales de Güell y Gaudí respecto a la vegetación ideal en la proyectada ciudad jardín prevalecerán en su mayoría no solamente durante estos catorce años de actuación sino que dejarán una huella viva de continuidad: el Parque aún hoy después de innumerables y adversos acontecimientos, conserva, enriquecido y desarrollado con los años, el manto vegetal de carid típicamente mediterráneo y que fue pulcramente respetado por los autores del conjunto urbanístico. Hay que recordar que una cláusula del pliego de condiciones que todo nuevo propietario habría de aceptar y firmar, fijaba la multa de 50 ptas. por cada árbol adulto que se cortara o se arrancara fuera del ámbito estrictamente de edificación- el palmo cuadrado se cotizaba entonces entre o,75 y una peseta. Municipalizada la finca en 1922, un nuevo aspecto configura el mantenimiento de estos puntos de vista, tan poco frecuentes: la aspereza del terreno, muy rocoso, con fuerte pendiente y con poco espesor de tierra de cultivo dificultarían- en realidad impedirían- los posibles intentos globales de modernización vegetal del Parque.



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