El lago y los parterres exuberantes que
envuelven, configura parte de la zona del jardín romántico de la Ciudadela:
líneas curvas y diversidad de vegetación de libre crecimiento. Un tramo de la
antigua baranda de piedra, de aspecto fiero, visible aún en el extremo norte,
una isleta sombreada por una anilla de álamos y dos pequeños islotes centrales,
hoy refugio de colonias de patos y bebedero de innumerables pájaros, mantienen
inalterable la imagen de conjunto paisajista bien caracterizado y que es aún la
gran pieza de agua del Parque.
E) La vegetación.
Txodios y nenúfares
En el sur-este de los Estados Unidos es
atravesado en diferentes zonas, por ríos de gran caudal que al rebosar de su
cauce inundan extensas llanuras de los territorios vecinos. Es este el país de
origen, el hábitat natural del taxodium, conocido por los aborígenes como
ciprés << calvo>> o << ciprés de los pantanos>>.
Bosques húmedos, densos, de árboles altísimos, de copa y cuerpo piramidal
tapizan la región. En la base del tronco, numerosas estrías bien marcadas
sobresaliendo- autenticas puntas como es típico de muchas especies arbóreas
adaptadas a terrenos inestables, pantanosos. Más a lo alto dispersas por ramas
y ramillas, diferentes especies de bromélias y diversidad de liquen, gris
plateado, colgando simulando exudaciones de la corteza.
-Impresiona profundamente el descenso
por los ríos de esta clase, comentan los
exploradores. _En la época seca, miles de ramas y troncos caídos, pero
sobretodo miles y miles de raíces, verticales, salidas de la tierra hasta un
metro y medio de altura hacen totalmente infranqueable esta inhóspita jungla.
Los taxodiums, como la sequoias, son
árboles sorprendentes, extravagantes cuasi,
vestidos de épocas geológicas antiquísimas durante las cuales, mientras
el clima les era favorable, recubrían una gran parte de la tierra. Muchos
yacimientos de carbón actualmente en explotación son testimonios mudos y
fidedignos. Los tres ejemplares del lago, jóvenes y poco desarrollados, son
testimonios vivos. Como los pinos, los cedros y los abetos son árboles
resinosos, de hojas acicaladas y frutos en piña- la del taxodium, pequeña, de
pocos centremos de diámetro. Con la diferencia, que el taxodium se colorea
intensamente al acercarse los primeros fríos: del verde estival se pasa al
amarillo vivo, brillante el cual en pocas semanas se transforma en rojo oscuro.
Piñas y hojas, una a una caen hasta que el árbol se queda sin hojas.
Las raíces que el taxodium desarrolla y
que sobresalen del nivel del agua son raíces respiratorias, propias de un medio
pobre en oxigeno- como son generalmente las aguas estancadas y los suelos
pantanosos- que proporcionan al árbol el suplemento de aire que les falta. Este
tipo de raíz queda, tan firmemente agarrado a la tierra que ni el más violento
ciclón es capaz de hacerlas tambalear.
Posiblemente, además de intervenir en la respiración jueguen el papel de auténticas anclas. Pero no todas las plantas se cultivan en un medio acuático necesitan desarrollar raíces respiratorias para sobrevivir. Las ninfas o nenúfares, por ejemplo- vegetales herbáceos de floración fastuosa, con un rizoma enterrado en fango- se sumergen en el agua. Nada más el peciolo de las hojas se alarga- un máximo de dos metros- hasta encontrar la superficie y entrar en contacto con el aire.
Estanques y acequias, aparecen
tapizados de hojas redondeadas, a menudo de más de un palmo de diámetro. Las
estomas- pequeños poros para respirar- en número de 8 a 10 millones por hoja, solo
se encuentran en la cara superior. Las ninfas blancas, una más de las numerosas
especies cultivadas en jardinería, son las únicas que, espontáneamente, viven
en dos lugares de nuestro país: La Selva y el Delta del Ebro, parajes
privilegiados para este tipo de plantas supeditadas al agua.
Taxodiums y nenúfares dentro del agua;
tamarindos en la isla central y en los márgenes; olmos y álamos armonizan entre
sí y con el medio donde viven. El resultado es una unidad paisajística- el
lago- coherente y equilibrado.
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