1º- ¿QUÉ CANTIDAD DE MATERIA ORGANICA
APORTAREMOS AL SUELO?
De forma orientativa, podemos decir
que en un suelo arcilloso aportaremos de
4 a 9 cm. de turba o 4 kg/m2 de estiércol,
cuando trabajamos hasta 30 cm. de
profundidad. Podemos aumentar o
disminuir esta aportación según la profundidad a que se trabaja. En suelo muy arenoso, también aumentaremos la
dosis, hasta llegar al doble.
2º- EPOCA OPTIMA DE APORTACION DE
MATERIA ORGANICA
La
mejor época para aportar materia orgánica es, a finales de otoño, de esta
manera al llegar la primavera, que es cuando más trabaja la planta, está mucho
más integrada en la estructura del suelo, aprovechándose al máximo la planta de
la aportación de la materia orgánica.
A la hora de plantar, sea cual sea la
época aportaremos materia orgánica. En
los agujeros de plantación para arbustos o árboles podremos aportar hasta una
tercera parte del volumen total del agujero.
En
árboles y arbustos, aportaremos una vez al año, en planta vivaz también y en
las plantas de temporada es recomendable aportar cada vez que realicemos la
plantación. En este caso si la planta es
renovada cada treo o cuatro meses, solo aportaremos alrededor de 1/3 de dosis
recomendada.
Es importante tener claro que las plantas
abonaremos en función de sus necesidades potenciando también, aquello que más
nos interesa de ellas.
Es decir, aparte de suministrar, el
nitrógeno, fósforo y potasio, en algún momento del año aportaremos dosis
diferentes de alguno de ellos, para potenciar un determinado aspecto de la
planta. El caso más claro, es la floración,
si queremos que la planta florezca con más intensidad y quizás alargar el
proceso de floración, es necesario abonar con dosis más altas de potasio y
fósforo, reduciendo la de nitrógeno.
El
riego está en función del tipo de planta, de la orientación que esta tenga, el
tipo de tierra y la época del año. En
invierno es el momento en que las plantas tienen menos necesidades de agua,
pero también se han de regar. No podemos
olvidar regar nuestros arbustos, árboles y planta vivaz, dando especial
atención a la planta de temporada. A
primeros de primavera, las plantas empiezan con una actividad considerable
llegando a pleno rendimiento a finales de esta. Es una época en que el riego no
se puede descuidar, así como los árboles se pueden regar cada 10 días, los
arbustos una vez por semana, la planta de temporada cada dos o tres días. En verano es el tiempo de máxima evaporación,
por tanto la frecuencia será aumentada regando los árboles una vez por semana
los recién plantados y los arbustos recién plantados las primeras semanas cada
tres o cuatro días, y la planta de temporada y vivaz, días alternos. En otoño, volveremos a un ritmo parecido al
de la primavera.
Las
frecuencias de riego arriba mencionadas son solo orientativas, pueden
modificarse según nuestro criterio y necesidades. No obstante, es preferible regar con menos
cantidad pero más a menudo, que regar mucho y con baja frecuencia. Debemos
recordar que suelos ricos en turba y suelos arcillosos, retienen más agua que
los suelos arenosos. Hay que remarcar,
que los días de viento la evaporación del agua del suelo es muy considerable.
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