En
el año 1.875, mediante el pago de un censo de 360 pesetas, la Casa Alta ha
pasado a manos de Joaquina Casanovas, la cual pasado dos años, la vende a Lluís
Bóxeres i Abad. Es probable que la
decisión de adquirir la Casa viniera porque un familiar de Antonio Bóxeres ya
la había tenido hacía mucho tiempo. Se trataba del secretario del célebre
general Manso que durante la guerra del francés, que había operado en toda la
zona del delta del Llobregat y que por lo tanto conocía como la palma de la
mano.
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