EL JARDIN DE LARIBAL
Los
orígenes del Jardín de Laribal se remontan a principios del siglo XX, cuando el
Ayuntamiento de Barcelona ha impulsado la urbanización de la Montaña de
Montjuïc para celebrar la Exposición Universal en el año 1929.
La
primera intervención significativa fue precisamente, la adquisición en el mes
de enero de 1909 de la finca del abogado, periodista y político republicano
Joseph Laribal i Lastortras, de quien
los jardines llevan el nombre. Su diseño
se le encargó al prestigioso paisajista francés Jean Claude – Nicolás
Forestier, ayudado por el arquitecto
Nicolau María Rubió i Tudurí. Forestier ha conservado buena parte de la
vegetación existente (encinas, pinos, algarrobos,) y han creado unos jardines
que han pasado a ser la admiración de los visitantes de la época.
Plaza
de los toreros, con parterres rodeados de setos recortados |
Forestier
ha conseguido aprovechar la acentuada topografía de la zona para diseñar un
conjunto de terrazas conectadas por escaleras, pérgolas, canales de agua, con
el objetivo de incorporar las propias características del terreno a la composición
general de los jardines.
En el proyecto: 1916-1918 se encuentran
diferentes áreas de interés como pueden ser jardín Manelic, explanada del
Teatro Griego y gran escalinata, rosaledas y Font del Gat.
En clara evocación a los jardines
colgantes de Babilonia (primera mitad del siglo VI a. C. según F. Krischen);
(J.B. Fischer von Erlach: visión fantástica de los jardines colgantes de Babilonia 1721), una serie de terrazas,
superpuestas casi a manera de balcones abocadas hacia la ciudad son relegadas
entre sí por caminos y atajos en fuerte pendiente, con tramos de escaleras
intercaladas, de forma irrepetible. Unos y otros van creando, en cada recodo
nuevos y recogidos espacios parecidos al jardín árabe. El agua esencia del
jardín- parecido al mítico vergel del Generalife- bajada en continuo movimiento
de cascadas y escalinatas. Más plácida mente, brota de estanques grandes y
pequeños, amorosa mente canalizada, atravesando paseos y balaustras, estática al
nivel inferior. Pérgolas de diferentes modelos- ladrillo visto, piedra
grisácea, pilares blancos y blancos rojizos- sombrea las áreas más planas. La
vegetación, mayoritaria mente exótica, rica y variada en especies envuelve de un
penetrante cromatismo la vertiente entera. Un gran desplazamiento, fruto de la
explotación de piedra de la montaña fue transformado, por la fantasía del
paisajista, en un nuevo aliciente para el parque: el Teatro Griego.
Pérgola con ladrillo visto y cubierta de Wisteria floribunda |
No hay comentarios:
Publicar un comentario