El Bosque A Mata de Buçaco |
La Fuente fría (A Fonte fría) |
El bosque = Amata de Buçaco en
el borde de la sierra de Buçaco, donde la montaña alcanza los 547 metros de
altitud, se encuentra el bosque de Buçaco, cercado por un elevado muro con once
puertas de entrada.
Haz de ellas el punto de
partida para un paseo o caminata por la naturaleza de la región y déjate querer
por la exuberancia serena, casi mágica, del verde intenso de Buçaco. Y si haces
el paseo con calma y observando toda la naturaleza que te rodea, puede que
acabes pensando que acabas de tener un sueño y al despertar ves la realidad a
tu alrededor, es hermoso todo el paseo y merece mucho la pena hacer este
recorrido sin prisa.
Después de recorrer los
caminos de la sierra, puedes descansar en el
Palace Hotel do Buçaco, uno de los más bellos edificios neomanuelinos de
Portugal. Yo te recomendaría hacer reserva con anterioridad a la visita, porque
difícilmente encuentres habitación el mismo día.
Déjate envolver por el encanto
de la flora y la historia de este hermoso lugar, que reúne un patrimonio de
valor incalculable y único en el mundo, una herencia secular de relevancia
histórica, religiosa, militar, botánica, faunística, paisajística,
arquitectónica y cultural.
En las 105 hectáreas de bosque
existe una de las mayores reservas de la biodiversidad en Portugal, especies
raras y protegidas identificadas por primera vez para la ciencia, un adernal un
ecosistema dominado por el aderno(Phyllerea-latifolia Que es la única área de
esta reliquia natural conocida en Europa, un imponente y majestuoso palacio, la
única Via - Sacra en el mundo a escala
de Jerusalén en un Desierto Carmelita que es en Europa el ejemplo más completo
e integral que consiguió perdurar hasta nuestros días.
La extensión del bosque de Bucaco esta muy por debajo de la de los
grandes bosques de Europa. Sin embargo, la variedad de sus especies vegetales
los supera en gran medida. Dentro de los muros construidos por los Carmelitas
descalzos existen unas 400 especies nativas de la parte portuguesas del Arco
Atlántico y aproximadamente 300 especies que provienen de otros climas. El
elemento más representativo de esta simbiosis es el cedro de Buçaco, un
imponente ciprés originario de Méjico, que fue probablemente la primera especie
plantada en el bosque por los monjes en 1.656.
El cedro de San José, plantado hace 350 años por los monjes junto a la
puerta con el mismo nombre, es el símbolo local de esta imponente especie de
árboles.
Un paseo por el bosque de Buçaco
Si hay un lugar fresco, y tranquilo para pasear, ese lugar es
el bosque de Buçaco. Con seis itinerarios para recorrer a pie debidamente
señalizados, el bosque te invita a lanzarte al descubrimiento de su botánica deslumbrante. Sigue hasta el valle dos
fetos y disfruta en sus lagos, refréscate en las numerosas fuentes distribuidas
por la cerca y admira sus rincones naturales dibujados por la lujosa
vegetación.
También puedes explorar el bosque a través de las rutas
históricas: admira las imponentes
puertas de la cerca o las ermitas construidas por los Carmelitas Descalzos,
erguidas en perfecta armonía con los árboles. Los pasos de la pasión de Cristo,
sube hasta el mirador de la cruz alta y para acabar, ve hasta las Almas de
Encarnadouro para visitar el Museo Milita.
Historia de los jardines: la zona que rodea el Palacio de
Buçaco formaba parte de un convento de las Carmelitas Descalzas fundado en
1.628.
Los monjes del convento de Santa Cruz do Buçaco no solo
construyeron un convento, sino también crearon un lujoso jardín, el Bosque de
Buçaco, con especies de árboles exóticos de las colonias portuguesas. El jardín
se supone que representa el Monte Carmelo (donde se fundo la orden) y el
Paraíso Ternal.
El Palacio Hotel de Buçaco fue construido entre 1.848 y 1907.
El primer arquitecto fue italiano Luigi Manini (1.848-1936) que diseño un
Palacio romántico en estilo neo-manuelino, evocando el estilo arquitectónico
del siglo XVI que caracterizo el momento de mayor auge de la portuguesa. Era de
los descubrimientos El Palacio Buçaco está inspirado en edificios icónicos
manuelinos como el Monasterio de los Jerónimos de Belem y la torre de Belem
ambos en Lisboa.
Tras la prohibición en 1.836 de las órdenes religiosas en Portugal,
los Carmelitas Descalzos tuvieron que abandonar Buçaco. El estado se hizo cargo
del Bosque y planto nuevas especies vegetales. Fue también entonces cuando se instaló el
viacrucis de figuras de barro.
La longitud máxima del bosque es de
950 metros de entre las puertas de Sula y Coimbra. La tapia mide 5.750 metros
de longitud y tiene tres metros de altura, siendo la superficie de total de
unas 400 hectáreas.
Uno de los lugares del bosque más encantadores
es la Fuente Fría. La cascada que desde los 144 escalones de la fuente y alimentada
por 6 nacientes que tiene o existen en la Mata o Bosque. Esta línea de agua
sigue hacia el valle de los fetos.
Buçaco está clasificado como
Monumento Nacional
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