martes, 30 de mayo de 2017

El Parque Guell 3


LA FALLIDA ECONOMIA


Sorprendentemente, las más avanzadas ideas urbanísticas de Europa de principios de siglo, genialmente plasmadas en el Parque Güell, no encontrado ninguna razón entre la elite acomodada de Barcelona, como si trasladar su residencia al nuevo hábitat fuera vivir en casa ajena. En 1905 se habían vendido solo tres parcelas: una adquirida por el contratista de obras del Parque para construirse un chalet de muestra, (A), posteriormente vendido al propio Gaudí- donde vivió cerca de 20 años hasta su muerte-, y las otras dos, (B) propiedad de un conocido abogado que edifica una villa- la segunda y última del Parque-hoy aun existen.  Las transacciones comerciales quedaron para siempre paradas aquí. 

 

El edificio can Muntaner de Dalt hoy reformado como escuela pública - pasa a ser desde 1910 la última residencia de Güell. Paradas las obras del Parque en 1914, después del total fracaso económico de la proyectada ciudad - jardín, las prodigiosas estructuras levantadas en la entrada monumental, la majestuosa columnata dórica con la gran plaza que sustenta la mítica red de viaductos, porches, muros, y terraplenes - entre la típica vegetación mediterránea, silvestre y de cultivo, tan pulcramente conservada,

 
 
 
La antigua casa de Eusebi Guell (Hoy Escuela Baldiri i Rexac
Quedaron exclusivamente para la admiración de los visitantes. Muerto Eusevi Güell en 1918 el Parque pasa, cuatro años más tarde, a propiedad municipal

 Casa Trías 
EUSEBI GUELL i ANTONI GAUDI


Una vitrina de la barcelonesa guantería Comella, en la que el roble  tallado y el hierro forjado y repujado enmarcaban las cristaleras, acaparaba la atención de Eusebi Güell en la visita que este realiza a la Exposición de París de 1878.

De vuelta a Barcelona averigua que era la obra de un joven arquitecto, acabado de salir de la escuela, y se hace presentar.  Ya nunca más se separarían. 

 

 

 

 

 
Museo Gaudí (antigua casa Gaudí)da
La amistad, el respeto y la admiración mutuos marcan la pauta de una colaboración fructífera, y en cierta medida modélica, a pesar de que Güell y Gaudí parecen a primera vista dos personalidades diferentes: el primero, un potentado espléndido y el segundo, un artista que nunca se acordaba de pagar y cobrar.

 

 

 

 

 

Los dos pabellones de entrada conserjería y sede Administrativa
El conde Güell conocido industrial, político y mecenas-protege no solamente a Gaudí sino a otros artistas de la época- vive siempre en un ambiente aristocrático.  Antonio Gaudí, innovador, genial, compenetrado con la más profundas raíces de la arquitectura, era hijo, en cambio, de un calderero del campo de Tarragona.  Liberado desde siempre, dedicado totalmente a su obra, pasa los últimos meses de su vida, asépticamente, en el obrador de la Sagrada Familia.  En su más íntima percepción, pero, los dos tienen muchas cosas en común.  Eran almas afines: fervientes patriotas, de espíritu científico y artístico a la vez, humanistas, profundamente católicos, amigos de los clásicos griegos... El Parque Güell, como toda la obra
de Gaudí es, en buena parte, el resultado de esta amistad y mutua compenetración.

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