Adaptados a climas mucho más fríos que el nuestro, los tilos los
castaños de indias, se reproducen espontáneamente y encuentran condiciones
optimas para la vida en zonas más húmedas y con inviernos más rigurosos que los
mediterráneos: los primeros en gran parte de territorio centro europeo y las
montañas pirenaicas y los segundos a las montañas del norte de Grecia, Albania
y Bulgaria. Por eso, los ejemplares que plantamos en nuestros jardines, tanto
en parques como alineados por las calles de la ciudad- recuerdan la rambla de
Cataluña o la avenida Pearson vegetan dificultosamente. A menudo, durante los
meses secos y calurosos del verano, las hojas se oscurecen excesivamente pronto
y el árbol no se desarrolla con el vigor y la excelencia de los que habitan en
los bosques de montaña.
A partir de la
primavera, las hojas de los tilos- redondeadas, de lados dentados y ápice
acabado en una fina y larga punta- protegen Infinidad de flores (la tila), bien visibles sobre todo desde debajo del árbol.
Las hojas de los castaños de India, en
cambio- con foliolos gruesos y elípticos, unidos en
un punto central-, sostienen grupos de flores, en panicles derechos,
piramidales, de más de un palmo, visibles a larga distancia: es una de las
floraciones más espectaculares de todos los árboles- se inicia hacia el mes de
abril- que merece, por ella sola, una visita al Parque.
Sin hojas, pero, con dos especies se pueden identificar con gran
facilidad: el ramaje de los tilos, así como los pequeños brotes que se
encuentran, son marcadamente rojizos. Los de los castaños de India, en cambio,
oscuros e inflados, son los más gruesos de todos nuestros árboles- 2,5 x 1,5 cm .
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