La finca y el barrio
En
efecto: al cobijo de una colina situada en el sector oriental de la cordillera de Collserola, el terreno en
marcada pendiente hacia el sur, dominaba señorialmente el barrio de Horta
dilatado a sus pies. Más allá en perspectiva rasante, la ciudad y el mar, ambos
tendidos hasta el horizonte. El emplazamiento de la finca, pues, no era sino la
repetición del marco paisajístico de las admiradas villas italianas de la
época, siempre rodeadas de jardines de marcada personalidad.
Laberinto de cipreses y Templetes de 8 columnas, de bóveda hemisférica, simulando el cielo morada de Dios. El de la izquierda sobre un pedestal de, Dànae- Melisa según algunos autores –madre de Perse, fecundada por Zeus en la prisión donde estaba encerrada.
La
privilegiada situación geográfica del barrio, por otra parte, propicia y obliga
entonces a buena parte de la burguesía catalana a construir
<> o casas de verano con un estilo de elegantes mansiones,
en medio de creaciones de jardines como sucedía en la mayor o menor escala,
otros barrios altos de Barcelona: Pedralbes, Sarria, Mare de Déu de la Salut,
etc. El Parque del Laberinto, sin duda
el más destacado de aquel tiempo ha perdurado hasta nuestros días gracias a la
elevación del terreno, prudentemente distanciado del área urbanizada. Por
idéntico motivo subsiste aun hoy el jardín histórico de Can Gallart o el de las
Heures, alrededor de los Hogares Mundet, estructura también en pendiente en un
valle muy cercano.
artística
era importante, al abrirse las modernas vías de comunicación que atraviesan el
barrio. Como en tantos otros sitios los algarrobos y oliveras cedieron sitio
año tras año a las zonas urbanizadas.
En el
Laberinto, fueron los paseos, las terrazas, las escalinatas, las glorietas y
los estanques los que Fueron desgranando un rosario, De hechos históricos,que pasaron
a dominar el espacio.
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