4.2-REPRODUCCIÓN SEXUAL
Para que una semilla
germine, se ha de encontrar en un medio (tierra, substrato, etc.) propicio y
bajo la influencia de tres factores:
Humedad: siempre conviene
tener las semillas húmedas (no empapadas), especialmente cuando ha empezado la
germinación y han aparecido al exterior los primeros órganos de la planta.
Calor: las semillas toleran
mejor las variaciones de temperatura que las de humedad. No obstante, siempre
es preferible mantener una regularidad.
Puntos a tener en cuenta a la hora de aplicar
calor:
Evitar las temperaturas
extremas.
Intentar que las semillas
estén a temperatura más o menos constante o dentro de un intervalo óptimo, por
ejemplo entre 18ºC y 28ºC.
Valorar el origen de las
semillas para poder dar más o menos temperatura, según su origen, tropical,
templado o frío.
Una semilla seca aguanta más
las temperaturas extremas.
No convienen las siembras a
pleno sol sin ningún tipo de protección.
Aire: conviene que el aire se vaya renovando, sobre todo cuando ha empezado la germinación, así evitaremos procesos infecciosos.
Los dos primeros factores son los más importantes y es necesario prestarles mayor atención.
SUSTRATO
Para que las semillas
germinen es necesario trabajar con tierras o substratos ligeros, que permitan
mantener humedad y a la vez garanticen un buen drenaje y aireación.
Una composición adecuada
puede ser una mezcla de alrededor de ocho partes de turba y dos de arena de
cuarzo, perlita o poliestileno expandido. De esta manera nos aseguramos un
grado de humedad favorable y la fácil evacuación del agua sobrante.
Es importante compactar la
tierra alrededor de la semilla, de esta manera aseguramos mejor el grado de
humedad y cuando empiece a desarrollarse la raíz, esta puede beneficiarse de
algunas de las sustancias nutritivas que contenga el substrato.
Cuando la nueva planta,
tiene entre dos y cuatro hojas verdaderas se ha de hacer la primera aportación
de abono, pero en dosis bajas, alrededor de un tercio de la cantidad aportada
cuando la planta es adulta, con una periodicidad de quince días aplicando
abonos ricos en fósforo y potasio, estos inciden en el desarrollo del sistema
radicular, la rigidez y la estructura de la planta.
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