Entrada al jardín y Palacio por la Diagonal
La escena
se repite, idéntica, en los dos extremos de la larga fachada que se asoma a la
Diagonal, bajo los templetes de las caballerizas.

El hecho se explica fácilmente, pues el buen desarrollo y floración de las buganvillas- como claramente da a entender
su procedencia tropical- depende de una óptima orientación: exposición al sol y protección de los vientos del norte. Obsérvese que en los tramos del largo muro exterior, las buganvillas son substituidas por especies menos ávidas de luz, principalmente por la hiedra, liana indígena, adaptada a las áreas menos soleadas. Pero, a diferencia de los tallos de hiedra que en contacto con las paredes o con los troncos de los árboles generan espontáneamente nue
vas raíces
de sujeción, los largos sarmientos de las buganvillas carecen de órganos de
apuntalamiento, por lo cual necesitan imprescindiblemente la ayuda de soportes
mecánicos: listones, alambres, cuerdas... cómo puede comprobarse con facilidad.
En verano, la floración simultánea de buganvillas y adelfas- arbustos alineados
entre las estatuas, alternados con fotinias- transforma la monótona línea que
cerca en una viva cascada de flores.
Pero el muro circundante al jardín no sólo luce por su cara externa: parterres irregulares con árboles de notable altura visibles desde la calle recorren el interior del perímetro: tejos, cipreses, algarrobos o ailantos, estos últimos en la puerta de levante.