jueves, 5 de julio de 2012

La siega del césped y riego

SIEGA
La siega consiste en la eliminación parcial de la parte aérea de la planta, fundamentalmente por dos motivos:  para evitar que la planta haga flor y por una cuestión de estética.

 Debemos procurar no eliminar más de una tercera parte de la altura total de la planta.  Esta consideración tiene una especial importancia desde finales de primavera y verano, que es cuando se alcanzan temperaturas máximas considerables quedando protegidas las partes más tiernas de la planta.  De no hacerlo así, el sol deshidrataría rápidamente el césped recién segado.

 Es bueno dejar el césped un poco más alto en verano, reduciendo así la evaporación del agua del suelo.  Procuraremos segar antes de que la planta supere los 10-12 cm., evitando que los tallos se curven por exceso de longitud.  Es bueno recordar, que en las hojas, mediante la foto síntesis, se sintetiza la materia orgánica, de manera que cuanto más reducimos la parte aérea, más reduciremos la producción de ésta pudiendo afectar al normal crecimiento de la planta.

 La frecuencia de siega viene dada por la estación dentro la que nos encontraremos, el estado nutricional en que se encuentre el césped, las horas de exposición solar que reciba y el vigor de la propia especie.  Debemos recordar que después de una siega, siempre regaremos.

 RIEGO

Con el riego aportaremos el agua que se ha perdido por la propia transpiración de la planta y por evaporación del suelo.  El agua favorece la absorción de los elementos nutritivos a la planta y a la vez, regando, bajamos la temperatura interna de la misma cuando la exterior sea demasiado elevada.

La mejor forma de regar es imitando a la lluvia.  Así, los aspersores rompen el chorro de agua en pequeñas gotas cumpliendo bien esta finalidad.  Si regamos a mano con una manguera, también intentaremos esparcir el agua en forma de lluvia.  Si éste es el método que utilizamos, efectuaremos el riego en varias pasadas ligeras para que la tierra se vaya empapando poco a poco, evitando de esta manera movimientos horizontales del agua por la superficie.  Este punto es muy importante en superficies de césped inclinadas, ya que si no se actúa así, se produce una gran es correntía, lo que provoca que la penetración del agua en el suelo sea mínima.

 El mejor momento del día para regar, es a última hora de la tarde o a primera hora de la mañana.  Evitaremos regar en el momento de mayor incidencia solar; en cuanto a la frecuencia del riego, cabe destacar que es variable dependiendo de la estación en que nos encontremos y de la orientación de la zona de plantación.  En verano, que es cuando debemos aportar más agua, podemos regar cada dos días en caso de que el riego se efectúe de forma manual, es decir, con manguera.  Si tenemos instalación de riego automático, podemos regar cada día.  En invierno también se debe regar, aunque con frecuencia mucho menor.  En los días ventosos se produce también una gran evaporación, por lo que deberemos reponer esta pérdida  lo antes posible.

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